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NUTRIGENÓMICA

COMPRENDER LA NUTRIGENÓMICA

El mundo actual en el que vivimos nos presenta diversos factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades tales como el entorno desfavorable, el sedentarismo, la comida chatarra, el tabaco y la ingesta de alcohol. También existen genes candidatos, susceptibles de tener un rol en la predisposición a una enfermedad ligada a la nutrición.

La Nutrigenómica es una ciencia desarrollada durante la última década a partir de los avances de la genética. Estudia los efectos de los nutrientes en el genoma completo (los genes) y los cambios metabólicos que de allí se derivan, incluso su impacto en la salud.

Los nutrigenómicos son moléculas presentes en alimentos de origen vegetal (fitoquímicos), capaces de modificar genes que expresan determinadas enfermedades. Los encontramos principalmente en Crucíferas (brócoli, coliflor, rabanito, repollo, repollito de Bruselas, nabo), frutos de bosque (o frutos azules – rojizos – violáceos), algas marinas y hongos, nos cuenta el Dr. Jorge R. Alonso. Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina.

Es decir que se pueden obtener de alimentos en su consumo habitual. Pueden ser frescos, o con los grados de cocción apropiados que no desnaturalicen los fitoquímicos. También están en jugos recién exprimidos, tisanas, etc. y podrán incorporarse en forma de cápsulas, comprimidos o soft-geles. Estas formas farmacéuticas permiten concentrar gran cantidad de activos en un pequeño tamaño, lo que en muchos casos, facilita el transporte del producto, sumado a una cómoda adherencia al tratamiento.

De este modo, los nutrigenómicos combaten enfermedades como diabetes, cáncer, artritis, Alzheimer y otras, y lo hacen primeramente a través de mecanismos antioxidantes, que juegan un rol fundamental en los procesos de toxicidad hística (toxicidad de los tejidos). Muchos de los fitoquímicos trabajan en estimular procesos de detoxificación (por ejemplo, el sistema glutatión en el hígado), a la vez que promueven la secreción de moléculas antioxidantes (como las catalasas, entre otras). También trabajan disminuyendo citoquinas proinflamatorias y vías de señalización relacionadas al gen que puede “disparar” un proceso patológico. Como se puede observar, se trata de una sumatoria de efectos, y no solo una actividad específica.

Contamos con varios fitoquímicos alimenticios, por ejemplo, los presentes en las Crucíferas, capaces de bloquear genes que expresan cáncer de mama en la mujer. Esto significa que si una persona tiene todo un historial de antecedentes de cáncer de mama en su familia, consumiendo este tipo de producto podría evitar que el gen que codifica para cáncer de mama, se exprese. De tal modo, quedará bloqueado por el fitoquímico, y la enfermedad no aparecerá.

Asimismo, podemos señalar que dentro de las Crucíferas existe una molécula que es objeto de estudio de los investigadores científicos. Es el denominado Indol-3- Carbinol (I-3-C), que está predominantemente en el brócoli. Esta molécula junto a su metabolito Di-Indol-Metano, actúan en la prevención de varios tipos de cánceres.

A su vez, las algas marinas también están realizando grandes aportes. Uno de ellos es la Ficocianina, con significativos resultados preliminares en procesos inflamatorios crónicos y cáncer. Lo mismo sucede con el licopeno, que es otro de los grandes antioxidantes, presente fundamentalmente en tomates.

Del mismo modo, Los beta-glucanos, que se encuentran en hongos medicinales, son una muestra más del potencial curativo para abordar procesos crónicos. Y otra molécula esencial es el ácido elágico que abunda en los berries, como el arándano. Tiene propiedades antioxidantes y protectoras de la piel, evitando la inflamación cutánea y el cáncer de piel.

Por otra parte, el resveratrol (presente en la vid y maníes) y la quercetina (incluida en alimentos sulfurados, como el ajo y la cebolla) constituyen una fuente de nutrientes antioxidantes, preventivos y tratativos de varios procesos crónicos, incluyendo el cáncer.

Ya están apareciendo en el mercado farmacéutico internacional líneas de productos nutrigenómicos, basados en moléculas de alimentos y plantas. De ahí la importancia de progresar en el área de la investigación científica a partir de la búsqueda de nuevos fitoquímicos. Respecto de esto, podemos señalar que es en estos productos en los cuales los mejores resultados se están logrando para el futuro de la salud del hombre, y ya no tanto en la síntesis química.

¿Qué tipo de enfermedades pueden ser susceptibles de tratarse a través de la nutrigenómica?

Las podemos agrupar en dos grandes grupos:

Enfermedades monogénicas:

Se producen porque hay un defecto en la expresión de un gen en  concreto.

-Enfermedad celiaca: Es la imposibilidad de digerir el gluten, una

 proteína del trigo y otros cereales.
-Hipercolesterolemia familiar: Consiste en una elevación de los

-índices de colesterol no sujeta a una dieta alta en grasas.
-Fenilcetonuria: Es la incapacidad de metabolizar el aminoácido

 fenilalanina.
.Galactosemia: Es la imposibilidad de metabolizar la galactosa, que es un tipo de azúcar.

Intolerancia a la lactosa: Es la imposibilidad de metabolizar la lactosa, que es el azúcar principal de la leche.

Enfermedades multifactoriales:

Son enfermedades que, a diferencia de las anteriores, no dependen sólo de un fallo en la trascripción de un gen, sino que surgen por la confluencia de muchos factores:
-Enfermedades cardiovasculares.

-Obesidad.
-Diabetes tipo 2.
-Cáncer.
.Alteraciones en el metabolismo de los lípidos. f Osteoporosis.
-Enfermedades neurodegenerativas.

 

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